La candidata presidencial de Movimiento Semilla sigue al margen del proceso electoral, sentada en El Salvador. Y es muy probable que allí se quede.
Como quien tiene demasiado tiempo en sus manos y comienza a desvariar por el aburrimiento, Aldana lanzó el domingo pasado una videocarta a Santa Claus. Quiero creer que la aberración fue fruto de las ocurrencias de algún asesor más experto en mercadeo de jabones que en llamar mierda a la mierda en el Estado más enfermo del continente. De un solo golpe Aldana se consagró como contrincante, pero del Irtra de Retalhuléu. En vez de la nefasta cárcel de Pavón tendríamos un edificio con forma de quetzal para producir electricidad, exhibir arte y hacer negocios. Tralalá. PLGP, dicen los tuiteros. No lo vuelva a hacer, doña Thelma, que la cosa es seria.
Pero no importa porque, al paso que vamos, ni Pavón ni la presidencia serán cosas sobre las que Aldana tendrá decisión. El pacto de corruptos está a punto de definir el país en el que crecerán nuestros hijos y, si lo dejamos, también nuestros nietos. Bastó con las últimas dos semanas de esfuerzos concertados y multinstitucionales por excluir a Thelma Aldana del proceso electoralpara sacar del engaño hasta al más ingenuo.
Haga cuentas. Primero, Consuelo Porras, la fiscal general, que convirtió la palabra vigilante en sinónimo de inmóvil, salta ágil a ejecutar una orden de captura espuria. Segundo, el ministro de Gobernación asegura que capturará a Aldana sin importar quién la ampare o cuánta inmunidad electoral pudiera tener. Y tercero, el Tribunal Supremo Electoral, que no ve problema en inscribir a un diputado tránsfuga a pesar de ser de las poquísimas innovaciones que afirma la nueva Ley Electoral, rechaza la inscripción de Aldana.
Por si aún no entiende, se lo explico. En 2015 los anarquistas dijeron: «En estas condiciones no queremos elecciones». Pero el pacto de corruptos tomó la apuesta y la subió: a quien no sea de su bando mafioso nunca le tocarán elecciones. Y no hablo de candidatos. Me refiero a la ciudadanía. El pacto de corruptos está a punto de ganar esta partida, que no es contra Aldana o contra Semilla. Es contra usted, estimada lectora, estimado lector. Es contra sus hijos y su futuro.
Los anarquistas dijeron: «En estas condiciones no queremos elecciones». Pero el pacto de corruptos tomó la apuesta y la subió: a quien no sea de su bando mafioso nunca le tocarán elecciones.
Así que de un lado nos queda una candidata que pareciera querer heredar las orejas de Mickey Mouse que el Filóchofo le pintaba a Luis Flores, vicepresidente de Arzú (hace tantísimo tiempo). Y del otro, una aplanadora corrupta capaz de demoler cualquier sueño de democracia limpia en este país. Como para cortarse las venas.
Increíblemente, no todo está perdido. Porque una cosa sabemos: el juego político nunca termina. Y las circunstancias brutales que enfrentamos dejan claro que toca pensar las siguientes movidas, no la jugada actual. Y empujan a las opciones extremas.
Así que prepárese. Primero, para aguantar. Porque Aldana seguirá dando batalla legal, que es lo que mejor sabe hacer. Quedan la Corte Suprema de Justicia —otro mercadito vendepatrias— y finalmente la Corte de Constitucionalidad. Por algunas semanas más los periodistas seguirán transcribiendo el desabrido lenguaje jurídico, ese que ofusca más que aclara: «La Corte de Constitucionalidad indicó que dio con lugar un ocurso en queja otorgado a la Procuraduría General de la Nación, que resultó que se suspendiera [sic] el amparo otorgado por el Juzgado Primero Civil a Aldana…» (¿?). Y sigue y sigue. Escriban en español, desocupados. Para eso fueron a la escuela de periodismo. Con todo, no importa el resultado. El saldo será una candidata en brutal desventaja, situación que solo podrá aprovechar si piensa y actúa con osadía, no ofreciendo edificios con forma de quetzal.
Y para mientras pongamos atención a las elecciones del Legislativo. Porque una cosa es segura: usted y yo no tenemos el lujo de votar por uno solo de la multitud de herederos de la corrupción que quieren colarse otra vez al Congreso. No hay excusa cuando estamos ante una planilla de candidatas y candidatos a diputados nuevos y decentes. Ni uno solo de los mafiosos debe entrar al Legislativo en 2020.
Ilustración: Candidata (2024). Adobe Firefly