Ya que les escucha el señor Presidente, ya que tienen casi toda la plata y mucho del poder, hoy sí, resuelvan la crisis.
Irremediable: después del titular en elPeriódico, ya no dejaremos de llamar Comité de Crisis a una junta del CACIF con el Presidente de la República.
Viendo la noticia, reaccioné con más celeridad que prudencia. «Arrogancia escandalosa», la llamé en Facebook. ¿Quiénes se creían esos señores, para calificar solos con el Presidente lo que sería una crisis? Un amigo, que afortunadamente lee los medios con más pausa, me hizo enmendar: primero hay que verificar. Especialmente cuando elPeriódico ha resultado un eficaz enemigo de su propia credibilidad.
Por supuesto, no tardaron en salir los mentís de las dos partes. «[F]ue la reunión mensual con el CACIF», dijo el Presidente. Para hablar cosas que interesan a los empresarios, usted sabe. El presidente del CACIF agregó: «apenas propusieron una mesa de “evaluación de anticipación de crisis o conflictos”».
Pero como el que pega primero, pega dos veces, el nombre ya quedó, y me gusta por irónico: Comité de Crisis. Sin duda, aquí tenemos una auténtica crisis, y como no se aclara si el comité la resuelve o más bien la ocasiona, resulta doblemente apropiado el mote. Crisis, porque somos incapaces de sentarnos a la mesa juntos. Crisis, porque nuestra élite no logra salir de su prisión psíquica, para imaginar nuevas formas de actuar.
Pero sigamos. Ya que el Presidente resultó tan acomodaticio, apartándole al CACIF un espacio mensual, y que el CACIF está tan alebrestado en anticipar crisis y conflictos, van un par de sugerencias para su agenda. Como he visto que les causan escozor las ideas de la izquierda, limito las recomendaciones a fuentes más ortodoxas y aceptables.
¿Qué es lo que necesita procurar el Comité de Crisis para sacarnos de la crisis? Justo el viernes pasado Estuardo Zapeta – adalid libertario, comentarista en Libertópolis, profesor de la Universidad Francisco Marroquín – marcó la pauta: «Guatemala sigue sumida en el vicio extractivo antiinnovador. Sus élites para eso han diseñado el sistema político.» Así que ya, un primer y claro propósito.
¿Por qué es tan importante esto? Recién lo explica el Fondo Monetario Internacional, cuco tenebroso que aún desvela a alguna izquierda, agencia de impecables credenciales (neo)liberales, promotora de cinturones apretados, de más y mejores mercados: la redistribución de la riqueza contribuye al crecimiento económico y a la reducción de la inestabilidad económica y social. Explican sus investigadores:
«… las medidas de redistribución (…) no parecen haber producido malos resultados en materia de crecimiento. Asimismo, independientemente de las consideraciones éticas, políticas o más generales en materia social, la igualdad consiguiente parece haber contribuido a apuntalar un crecimiento más rápido y duradero. (…) [E]ncontramos pocos indicios de una “gran disyuntiva” entre redistribución y crecimiento. Por consiguiente, en muchos casos, parece improbable que la inacción ante situaciones de fuerte desigualdad esté justificada.»
No me crean a mí, señores del Comité de Crisis, lean el estudio, que está en la primera plana del sitio del FMI. Así que sin más darle vueltas, ya que les escucha el señor Presidente, ya que tienen casi toda la plata y mucho del poder, hoy sí, resuelvan la crisis. Promuevan lo que demuestra la experiencia global y constata el FMI: elevar la tributación razonable a las élites y reducir sus exenciones impositivas; aumentar las transferencias e inversión social en los pobres –en educación, salud, nutrición, becas; dejar de resistir y más bien exigir el cumplimiento de políticas que garantizan un Estado para todos– allí están los Acuerdos de Paz, la universalización de la educación y la salud, la urgencia de tener electricidad a precio razonable en zonas que la producen y no la reciben.
¿Quieren atajar las crisis? Hagan partícipes de la riqueza a más gente. ¿Va en serio lo de Hambre Cero? Dejen de negar la reforma agraria, condición urgente para tener un campesinado sin hambre. ¿Que apremia aumentar los ingresos fiscales a través de las industrias extractivas? Hagan socios accionistas plenos a esas comunidades que hoy les resisten con uñas y dientes, que ustedes de manera irreflexiva se apuran a tachar de conflictivas.
Entiendan: la crisis social está predicada en la exclusión. Éste es su motor primario. Y ahora resulta bien documentado que, además, la exclusión es una rémora al crecimiento económico. ¿Qué más quieren, que este maridaje perfecto entre interés económico y paz social? Pero conseguirlo exige superar la crisis en el pensamiento de élite. Ustedes jamás resolverán la conflictividad si no reconocen su parte en ella, lo inútil de buscar soluciones a la exclusión con medidas excluyentes.