Ciudadana, ciudadano: si quería causa para la protesta, para exigir ante el Congreso, aquí la tiene.
Primero, el mensaje clave: usted y yo, ciudadanos y ciudadanas, debemos insistir en que se aprueben sin retraso ni modificación las Reformas para el fortalecimiento del régimen político electoral del Estado de Guatemala, que presentó el Tribunal Supremo Electoral (TSE) al Congreso el 26 de junio.
Ahora, a los detalles. Las reformas no resuelven todo, pero son fundamentales para limpiar la clase política y democratizar el acceso al poder. Hace más de cuatro años que se discuten en la sociedad civil, incluso en algunos partidos políticos. No hay excusa para que pícaros como Pedro Muadi o cínicos como Luis Rabbé detengan lo que hace ratos la ciudadanía demanda.
En nuestro caso, no hay excusa para la ignorancia. Resumo el espíritu de la propuesta, pero vaya y léala.
- Los políticos deben servir a la ciudadanía, no a sí mismos. Cuando no lo hagan, debe haber mecanismos para castigarlos pronta y eficazmente.
- Debemos acabar con el financiamiento ilícito de partidos y campañas: cada centavo, cada contribución que reciban deben ser publicados con transparencia contable y bancaria. Deben ser auditables para la Contraloría General de Cuentas. Cuando haya dinero ilícito, se debe castigar con severidad. No es asunto de financiamiento privado o público, sino de rendición de cuentas completas.
- Basta de campañas anticipadas: los políticos y partidos embusteros que insistan en saltarse la cerca deben desaparecer y ser excluidos de las contiendas electorales. No queremos que nos gobiernen tramposos.
- Debemos acabar con el monopolio que tienen algunos sobre la publicidad de campaña, que deciden quién es candidato viable y quién no. Todos tenemos derecho a elegir y ser elegidos, pero para eso se necesita un terreno parejo, donde todos podamos competir. El TSE debe poder regular el uso de toda la propaganda política para garantizar el interés público antes que permitir el clientelismo político. Esto no riñe con el mercado. Más bien lo garantiza.
- Ya no admitamos candidatos indignos ni políticos tránsfugas. Debe desalentarse la conducta del diputado desleal que, apenas es elegido bajo una bandera, sale a vender su ficha al mejor postor, sin programa ni plataforma. El que no tenga oferta ideológica clara, el que no pueda ser leal con sus votantes, que no diga que sirve al pueblo.
- Ya estamos grandecitos. Tener partidos que son empresas familiares es una vergüenza. Tener eternos caciques partidarios es cosa de aldeanos. Ya no más familiares controlando los partidos ni caciques electos eternamente. Si no pueden formar suficientes líderes para cambiar regularmente su propia junta directiva, ¿por qué pensar que serán capaces de manejar el Gobierno?
- Necesitamos un Tribunal Supremo Electoral fuerte, que aplique sanciones efectivas, que castiguen y sean definitivas. Ya no más políticos que escapan de sus responsabilidades poniendo amparos ante la Corte Suprema de Justicia y ante la Corte de Constitucionalidad. Solo el TSE debe mandar en materia electoral. Solo la Corte de Constitucionalidad puede actuar ante un amparo, y solo en materia procesal. Y ya no más un TSE controlado por unos pocos: también adentro debe rotar la presidencia.
- Profundicemos la democracia: que los comités cívicos propongan candidatos a diputado distrital y a una asamblea nacional constituyente. Somos los ciudadanos quienes debemos hacernos responsables de nuestra representación. ¿Acaso cree que hablará por usted un pícaro escondido en una lista, un pícaro heredado de una maquinaria partidaria?
- Democraticemos la democracia: que cada partido postule igual número de mujeres que de hombres. Esto no cuesta. Si usted no conoce tantas mujeres competentes como hombres competentes, es porque necesita salir más a la calle. Que cada partido represente proporcionalmente a la población: indígenas y ladinos. Aquí todos tenemos derecho a elegir y ser elegidos. Ya no más ciudadanos de segunda y sin voz.
- Y si las elecciones, como hoy, están plagadas de una caterva de políticos indignos, pues ¡afuera todos! Que el voto nulo cuente. Y cuando rebase la mitad de los votos, será porque los ciudadanos hemos hablado alto y claro: esta gente no nos representa. Y se repetirán las elecciones con otros candidatos, como debe ser.
Esto no es perfecto, pero es un buen comienzo. Así que, ciudadana, ciudadano, si quería causa para la protesta, para exigir ante el Congreso, aquí la tiene. Y si es directivo de la Fundesa, de Acción Ciudadana, del CIEN o de la Fundación Myrna Mack, hoy no es el momento para ponerse preciosista. Si es líder del Cacif, del CPO o del STEG, si no puede hacer un rótulo sin ponerle un hashtag (#), no me venga con que no alcanza con esta propuesta. Si ha estado perdiendo tiempo en las mesas de discusión que puso el Congreso, ya no le dé más vueltas. Si el TSE la decepcionó porque no usó un lenguaje inclusivo y con enfoque de género, hoy tráguese la bilis porque el negocio primero está en otra parte. And yes, Mr. Robinson. You too. This is what you need to support, loud and clear. Alto y claro. Que se aprueben las reformas del TSE ya.
Sin más dilación aprobar las reformas propuestas por el Tribunal Supremo Electoral