Pronto estarás en campaña. Todos queremos candidatos con programa, que no improvisen. Es lo menos que esperamos de ti.
Pero no servirá el mejor programa político si no haces gobierno. Y para gobernar hay que ganar abrumadoramente las elecciones. El futuro exige políticas, programas y proyectos. Pero las elecciones se ganan con votos. Se ganan con el presente.
Y el presente en Guatemala es muy feo. La política siempre es ruda, pero hoy es repugnante. Considerando quiénes gobiernan y qué es lo que buscan, sin duda el siguiente proceso electoral será revolcarse en el fango, intentar tomar por el pescuezo resbaloso a quienes tienen toda la intención de sofocarte. Ir a las elecciones con gentiles maneras será como llevar cuchillo a un tiroteo. Con un resultado igualmente predecible.
Entiende a qué te enfrentas y con qué cuentas para la lucha.
Por un lado están los rudos, un compacto de pocos luchadores muy grandes, con muchos años de dar batalla sucia. Con tantos años de práctica la dan muy bien. Les bastan muy pocos acuerdos porque lo único que quieren es depredar y hacer daño a quien se los impide.
Por el otro están los técnicos, entre los que te cuentas tú. Una multitud de luchadores pequeños, enclenques, cada uno queriendo algo bueno pero distinto. Hablando de ganar seremos taxativos: son luchadores sin experiencia, que nunca han ganado. Cuando podían ganar no los dejaron.
¿Cómo vencer en una lucha tan desigual? No será porque te consideres mejor. Dos condiciones tendrás que satisfacer.
Primero, deberás entrar en la alianza más amplia posible. Ante los pocos muy poderosos, los muchos débiles solo emparejarán el asunto poniéndose todos juntos en el mismo plato de la balanza. Cualquier otra apuesta hace una sola cosa: restar. Así que trágate tu orgullo, tu ansia de figurar, tus certezas.
Segundo, deberás identificar el mínimo común denominador que reúna el mayor número de gente harta. Y perseguir ese común denominador obsesivamente.
Ante los pocos muy poderosos, los muchos débiles solo emparejarán el asunto poniéndose todos juntos en el mismo plato de la balanza.
Es cuestión de lógica: una alianza amplísima entre gente distinta tendrá muy pocas cosas en común. Quizá solo una. Es la que hay que encontrar, la única para insistir: siempre, en todo, con todos, ante todo.
¿Qué clase de causa tiene características para servir siempre, en todo, con todos y ante todo? Aprende de aquellos contra quienes luchas, entiende cómo hacen causa común.
Primero, su causa siempre ha sido el «no a todo» y con razón: privilegiados, ¡ya tienen lo que quieren!
Segundo, explotan la psicología del asedio. Les encanta imaginarse víctimas y repetirlo al cansancio. Para imaginarse víctimas juntos construyen un enemigo común. Llámese comunistas, injerencia extranjera, Iván Velásquez, aborto, poco importa, con tal que puedan pintarlo como enemigo para todos.
Aprende entonces, adapta. Aprende que es más fácil formar causa común con un no que con un sí. Las circunstancias están preñadas para hacerlo. Porque hoy es no a la corrupción, no al elitismo oligárquico, no a la depredación de la población, del erario y de la naturaleza, es no al mevaletodismo gubernamental, no a la injusticia como forma de hacer derecho o… no a todo eso: siempre, en todo, para todo, con todos. Entiende: arma la campaña en torno al rechazo al mal obvio, que nos agrede a todos.
Y cultiva la psicología del asedio. No es difícil y tampoco deshonesto: la clase media realmente está apenas a una enfermedad grave de la pobreza. Los indígenas realmente están marginados. Los migrantes realmente son ignorados y explotados en sus remesas. Y así, los demás: realmente estamos bajo asedio del poder elitista y de su corrupción. Nomás toca pintarlo con crudeza y eficacia para que lo entienda hasta el más ingenuo.
Para terminar, abandona ya esas objeciones inútiles. «Es que si hacemos eso nuestros amigos de la élite se van a asustar y no nos apoyarán». Tus amigos en la élite siempre se van a asustar. Es lo que mejor hacen: temer. Y si esperas que los de avanzada en las cámaras empresariales te apoyen, recuerda cómo le fue a Sandra Torres. Solo contarán el día que sin esconderse den dinero a tu campaña.
«Es que es tanta la necesidad de la gente». Claro, pero no servirás a una sola persona si no tienes poder. Y no tendrás poder si no ganas. Y no ganarás si no nos convences de hacerlo todos juntos, para actuar con fuerza y con libertad.
«Es que nadie va a querer sumarse a una alianza así». ¿Ya lo intentaste? ¿Ya lo hiciste siempre, en todo, con todos, ante todo?
Ilustración: Líneas (2022, foto propia)