Informa Contabilidad que usted también puede defraudar

¿Realmente no ven relación alguna entre su conducta, la mafia de La Línea y la debacle que es el Estado guatemalteco?

Pareciera que no entendemos que lo que ocurre en el ámbito de la sociedad está íntimamente amarrado con lo que hacemos como individuos. Déjeme poner un ejemplo.

Soy propietario de una oficina. Junto con recuerdos de alguna gente brillante y divertida es lo que me quedó de una empresa de consultoría en la que participé hace dos décadas. Periódicamente debo pasar el calvario de buscar un nuevo inquilino. Esta vez conseguí una empresa de bienes raíces para ahorrarme el dolor de cabeza. Una corredora amable encontró el inquilino, y yo volví a ser un feliz miembro de la clase rentista.

Hasta allí, nada nuevo.

Por supuesto debí pagar una comisión, que veo como dinero bien gastado con tal de verificar las credenciales del potencial inquilino. En Guatemala de la tramitología, verificar un crédito casi exige ser amigo del presidente de un banco y del jefe de seguridad de la Embajada de Estados Unidos.

El tropiezo llegó a la hora de pagar la comisión. Y copio textualmente el mensaje recibido de la corredora, siempre muy amable: «El cheque deberá ser a nombre de [la empresa] […]. O pueden pagar […] valor sin IVA y les entregamos un recibo y ustedes se quedan con el IVA. En este caso el cheque sería a nombre de [uno de los ejecutivos de la empresa]».

Por aquello de ofrecer opciones al cliente, me mandó un segundo mensaje como posdata: «Me informa Contabilidad que si desean pagar sin IVA […] también lo pueden realizar en efectivo […] y entregamos recibo de pago como comprobante». Solo faltó indicar que debía ser en billetes usados de veinte puestos en una maleta detrás del tonel de basura.

Usted se preguntará cuál es el escándalo si aquí todos hacen lo mismo. La corredora también respondió con sorpresa ante mi arranque de ciudadanía fiscal. «Lamento que se coloque en esa posición. Han sido solicitudes que nos han formulado algunos clientes. El pago de nuestra comisión es libre de IVA…». Pero yo me pregunto: la corredora de bienes raíces, el ejecutivo, el directorio de la empresa —que, si a la corredora le «informan de Contabilidad», nadie podrá alegar que es asunto de personas que actúan por cuenta propia— ¿realmente no ven relación alguna entre su conducta, la mafia de La Línea y la debacle que es el Estado guatemalteco?

Se lo pongo en proporción: la empresa de bienes raíces me propuso defraudar al fisco por el equivalente a un cuarto de lo que gasta el Estado cada año en financiar la educación de un estudiante. Con un mensaje que toma un minuto escribir, un cliente cómplice y una transacción sin evidencias, la empresa puede negarle la escuela a un chico por tres meses. Con otros tres clientes así habrá conseguido negarle educación por un año completo. Eficaz, ¿no?

Es probable que la empresa haga algunas acciones de beneficencia. Perdón, de responsabilidad social empresarial, como la llamamos ahora. Los corredores y ejecutivos quizá aporten a sus iglesias y seguramente pagan cada mes las altas cuotas del colegio privado de sus chicos. Porque en una escuela pública, ni locos. Es como si les hubieran cortado de tajo el cuerpo calloso, esa parte del cerebro que conecta los dos hemisferios. Mientras el derecho da limosna, el izquierdo defrauda al fisco y ambos se preguntan perplejos por qué nadie hace algo por mejorar las cosas, aun viendo a la fiscal Aldana y al comisionado Velásquez hacer maromas.

En su sitio web, la empresa en cuestión presume de la integridad como uno de sus valores. Como si hubiera empresa que se declare tramposa y consultor en planificación estratégica empresarial que lo recomiende. La Internet aguanta con todo. Pero, mientras algunos esperan contra toda esperanza que las alianzas público-privadas sean la solución mágica a la testaruda resistencia a invertir lo necesario en construir un Estado soberano, ni la amable corredora ni el ejecutivo ni el directorio de la empresa quieren darse por enterados de su parte en la costosa construcción de un país vivible para sus hijos. Pensarán, pobres ilusos, que los podrán mantener detrás de los altos muros y de las dos hileras de Razor Ribbon de un condominio, de esos que ofrecen las empresas de bienes raíces.

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Por este incidente también descubrí la página de denuncias de la SAT para casos de no facturación. No la he probado y la SAT tiene sus propios bemoles, pero quizá deberíamos ponerle un marcador y comenzar a usarla sin decir ¡agua va!

Original en Plaza Pública

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