¡Hazte a un lado, quítate del sol, deja de estorbar!
Vivimos los ricos y la clase media, criollos y mestizos, bajo una sombra densa y fría, que nos hace un pueblo miedoso. Tememos al cambio, tememos al indio, tememos al de la piel morena, tememos al otro.
Vivimos bajo una sombra densa, fría, que nos avergüenza. Vergüenza de un ejército de comandantes traicioneros, que hace 60 años abandonaron a su hermano esclarecido, a su mejor oficial, a su presidente, a su comandante en jefe. Vergüenza de guardianes que mataron en vez de proteger, vergüenza que el tintineo de las medallas no calla.
Vivimos bajo una sombra densa, fría, egoísta. Egoísmo de perro del hortelano, sentado entre el forraje, solo él quiere comer. Agobiados con que el pastel no alcance cuando haya más comensales, pero faltos de imaginación para ver que el pastel crece cuando hay más pasteleros. Egoísmo de pensar que la única forma de hacer plata es explotando a otro.
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