Author: felixalvarado99

  • La gran conspiración, o de cómo a la realidad le importan un bledo mis prejuicios

    A la práctica social le toca lidiar con lo que hay, no con lo que quisiera yo que hubiera.

    Los sumos sacerdotes intelectuales de la «izquierda de Guatemala» (¿ya somos suficientes, o sigue siendo oxímoron esto último?) están apurados por descalificar el movimiento de la ciudadanía de estos últimos meses. Y mientras más legítimamente intelectuales, más documentadamente académicos, más se esmeran por descalificar.

    «¡Nada cambió!» sentencia uno. «No, es que fue una revolución “de colores”», agrega otro. «¡Qué va, si lo que pasa es que los manipularon!» señala el tercero, queriendo ganar más puntos en la carrera por llegar hasta abajo. Hasta que al fin, tocamos fondo. Abrazados y en coro, gritamos: «¡es una conspiración de los gringos!»

    (más…)

  • Entre la Sandrofobia y OPM versión 2.0

    Lo único que determinará dónde se coloque quien gane la elección, si en el extremo de la caricatura obscena o hacia el fulcro ideal, será la presión ciudadana.

    Imagine un continuo. En el centro se balancea el candidato ideal. En cada extremo están, respectivamente, las caricaturas de Sandra Torres y Jimmy Morales.

    La ciudadanía aspira al ideal, y los candidatos buscan convencernos de que lo son. Hoy, por la corrupción, pedimos sobre todo gente honesta. Anclado en buenas políticas, un liderazgo que haga crecer la economía, la inversión y el empleo. Que no esté sujeto a los grandes capitales o al narco. Con ministros competentes, queremos un líder que se lance a dividir las aguas del mar de problemas que nos ahoga: superar la pobreza, acabar con la violencia, educar a todos, dotar de medicinas los hospitales, construir carreteras, ganar credibilidad internacional, cobrar impuestos con justicia. En fin, una maravilla inexistente, pero que sirve para medir a los candidatos de verdad.

    (más…)

  • Usted y yo somos el objetivo de desarrollo sostenible en educación

    Las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 no hablan solo de alfabetismo, cobertura y sobrevivencia escolar. Piden calidad, aprendizaje, completar la secundaria, educar para el trabajo, la vida y la sostenibilidad ambiental. Piden docentes bien formados. Esto no va a pasar con el mismo dinero.

    Como quien no lo quiere, tras años de discusión, el viernes arrancará en Nueva York la cumbre mundial para adoptar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

    Diecisiete objetivos, 169 metas, 193 países apuntados a cumplir. Es fácil desesperar ante la diversidad de propósitos. Viendo la distancia, siempre injustificada, entre las metas y nuestro desempeño, es tentador decir que aquí no hay nada que hacer. ¿Cómo comerse semejante elefante? La respuesta es igual, como siempre: poquito a poco. Así que me fijo en un solo objetivo, educación. «Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos».

    (más…)

  • Acaba el régimen, persiste el poder

    Lo que ninguno les perdona a Baldetti, Pérez Molina y su camarilla es la insolencia, más aun que el latrocinio.

    Expulsamos a Pérez Molina y declaramos muerto el régimen. Con las elecciones emprendimos su sepultura. Si en algo coincidieron tirios y troyanos fue en que más dinero ya no es igual a más votos, al menos en las peculiares circunstancias de esta campaña. Pero quedemos claros: lo que aquí se condenó fue la forma antigua de relacionarse los actores de poder —élite, clase política y ciudadanía—. Sin embargo, no caducaron los actores, mucho menos los recursos con que hacen valer sus intenciones.

    Antes de la Cicig, las reglas decían que la élite pagaba a la clase política y que esta, a su vez, recompensaba a la ciudadanía. Como cómplices, cada parte sacaba algo: la élite compraba acceso a los negocios del Estado, la clase política conseguía votos para controlar el Gobierno, y la ciudadanía recibía dádivas y (muy eventualmente) servicios.

    (más…)
  • El Parlamento ciudadano

    Para los antiguos beneficiarios, ahora todo debe volver a su cauce. Pero las reglas cambiaron, y los ciudadanos ya no hacemos caso a su juego perverso. Hoy urge revisar nuestro quehacer.

    Los Congresos en las democracias modernas tienen tres funciones: representar a la ciudadanía, formular leyes y vigilar a los otros organismos, en particular al Ejecutivo.

    Sin embargo, sobra evidencia de que nuestro Congreso no representa a la ciudadanía, sino apenas a un muy estrecho grupo: la clase política misma y sus financiadores. La función legisladora también quedó descartada. Líder no tuvo empacho en usar interpelaciones espurias para descarrilar la agenda legislativa, un truco aprendido del PP en tiempos de Colom. Y salvo destacadas excepciones, hace rato que el Congreso abdicó de su responsabilidad fiscalizadora y se convirtió en vulgar amanuense del Ejecutivo. Abandonar a Pérez Molina no fue independencia política, sino desesperación de diputados que buscaban salvar el pellejo ante la amenaza a su reelección.

    (más…)

  • El sepelio

    Hoy que celebramos, reconozcamos que las elecciones no serán la inauguración de un nuevo gobierno. Son el sepelio de un régimen.

    Es célebre la máxima de Carl von Clausewitz, que dice que «la guerra es la continuación de la política por otros medios». Cuando en 1954 se cerraron los espacios a la democracia, bastaron pocos años para desatar la violencia. Entre resistencia guerrillera y represión militar, lograron nuestros padres —despojados de su dignidad y del poder de su voto— hundirnos en un charco de sangre sin fondo.

    Pensamos que la noche terminaba, cuando en 1986 regresamos a la institucionalidad democrática. Imaginamos que la luz se ampliaba con firmar la paz en 1996. ¡Cuán ingenuos fuimos! Siempre acertado, Foucault había puesto ya de cabeza a Von Clausewitz al afirmar que «la política no es sino la continuación de la guerra por otros medios». No queríamos sangre, de acuerdo. Pero de ahí a que los poderosos renunciaran a su poderío había una brecha insalvable. Nadie abandona la ventaja si no se le arranca a la fuerza.

    (más…)

  • «Agradecemos los apoyos, pero lo que necesitamos son compromisos»

    Los compromisos no son cosas que se dicen. Son cosas que se hacen. Y para hacer hay que planificar y luego, muy pronto, hay que actuar.

    Quedó disipada toda duda sobre la enormidad del monstruo que creó nuestra historia de política venal, empresariado antidemocrático y votantes acarreados. Con insolencia inédita, Pérez Molina confirmó con su mensaje del domingo que de la presidencia no piensa salir, salvo bajo sus propios términos.

    Donde nunca hubo un estadista hoy hay un peligroso hombrecillo atenazado entre sus negocios y las amenazas, haciendo cuentas para minimizar sus pérdidas. Sin más apoyo que el de su malicioso sucesor en ciernes, sin ministros, sin futuro, dejémoslo en su soledad, como al fin —tarde y tibiamente— lo dejó su amigo de los buenos tiempos, el Cacif.

    (más…)

  • Esto es guerra

    El camino era obvio: desconocer las garantías políticas del presidente quitándole el derecho de antejuicio y aprobar sin más vueltas las reformas a la LEPP que presentó el Tribunal Supremo Electoral.

    El Salvador se ha debatido en las últimas semanas al borde del abismo. Con poco menos que una declaración de guerra, las pandillas usaron sus amenazas al transporte urbano para chantajear a la sociedad entera y forzar al Estado a una negociación.

    El hecho desalienta cuando pensamos que no hace ni un cuarto de siglo que los salvadoreños respiraron aliviados ante el fin de la guerra civil. Pero no mire de reojo a los vecinos pensando que somos tan distintos. De forma menos violenta, pero igualmente nefanda, pasa aquí otro tanto. Faltarán los tatuajes, pero aquí unos pandilleros igualmente peligrosos —¡más peligrosos!— le declararon la guerra a la sociedad entera y asaltan el Estado.

    (más…)

  • ¿Quién dejó salir al perro?

    Por supuesto, salgamos a perseguir al perro para que vuelva a entrar a la casa. Pero a la vez hay que cerrar la puerta para que no se vuelva a salir.

    La Cicig y el MP han hecho evidente la corrupción extensa en el Gobierno y la política. Han mostrado cómo los intereses ilícitos particulares prevalecen sobre las decisiones gubernamentales. Jueces y administradores terminan respondiendo al dinero antes que al interés común.

    Establecida esa relación, la mafia va más lejos. Captura directamente los recursos del Estado. Cierra contratos mañosos, como en el caso del IGSS, o roba descaradamente los fondos públicos, como en el caso de La Línea.

    (más…)

  • Mojones en el camino

    Dice mi amigo Carlos, tipo muy gracioso, que ver el hocico largo de los perros no debe hacernos pensar que están silbando. Distingamos las cosas que son causa de las que son efecto. Más aún, reconozcamos que algunos hechos no son causa ni efecto, sino olas que marcan la marea profunda.

    Hoy las elecciones ocupan los tres roles. Son causa del cambio de gobierno: ayer se sentaba fulano en la silla presidencial y tras las elecciones será mengano, pues sacó más votos. Son efecto, consecuencia remota del pacto político que llamamos Constitución, consecuencia inmediata del proceso que administra el Tribunal Supremo Electoral. Finalmente, son apenas mojones, señales sobre las lindes del poder, ya sea en la continuidad o en el cambio.

    (más…)

Verified by MonsterInsights