Todo adulto tiene cosas por las que debiera disculparse. Mentimos usted y yo si lo negamos. El sexo, el dinero, el poder y el querer vernos bien se traducen con frecuencia en conductas de las que luego nos avergonzamos. Y como nos avergonzamos de la vergüenza, callamos esperando que nadie lo sepa. A veces funciona y morimos con nuestras mentiras. A veces no.
(más…)Author: felixalvarado99
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Los goles no se meten de portería a portería
Qué le diré. Soy un incompetente para los deportes de equipo. En la escuela debí haber sido sujeto de educación especial en futbol. Pero la estrategia del profesor de la materia era dejar que florecieran los que ya eran buenos por cuenta propia mientras él se tendía bajo un árbol. Es más fácil que enseñar futbol a gordos y chambones.
Me habría gustado que fuera distinto. Lo bueno es que no todo está perdido, ya que no cuesta admirar la destreza del buen futbolista. Rivaliza con el ballet la tarea de llevar el balón desde muy atrás, sortear delanteros, pasar y recibir viendo al compañero apenas con el rabillo del ojo. Causa admiración el puntero que amaga y deja a su contrincante buscando la pelota donde no está. Y todos gozamos de fundirnos en la masa que canta el gol cuando el portero no alcanza siquiera a moverse.
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Paguemos por nuestra democracia
Con el final de la Semana Santa inauguramos la parte madura del año. Lo que se hizo en la infancia del primer trimestre ahora tocará completarlo. Lo que quisimos empezar pero postergamos hoy tendrá que abandonarse del todo antes de que nos alcancen los convivios del fin de año.
Quedan ocho meses para hacer lo que toque hacer, para hacer lo que se pueda hacer, con el agravante de que el año entrante es año electoral. Lo que se haga o deje de hacer en estos ocho meses pondrá la mesa para la elección del siguiente gobierno. Y, para subir las apuestas, ese nuevo gobierno será el que administre en 2021 nuestra entrada al tercer centenario de vida republicana, que hoy pinta tener más pena que gloria.
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Sepultar el síntoma
Se vació el incordio, se secó la buba. Se cerró la llaga con sus largos bordes inflamados y el paciente cree que ha sanado.
Se acabó la tos seca y estridente. Queda solo el murmullo húmedo que barbulla en el fondo del pecho, y el enfermo vuelve a la rutina esperando contra esperanza: quizá se mejore solo. Se fue el dolor que marcaba la migraña, la urticaria que corría por la piel, el ardor de la gastritis y la sed de la diabetes.
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Lo sacro y el candado de la imaginación
A veces da penita admitirse chapín, viéndonos tan infantiles. Como ante la mojigatería religiosa y el oportunismo corrupto que reaccionaron a la marcha de la Poderosa Vulva. Nos deja tan mal parados esa absurda indignación, aun si no hubieran multitudes en Japón que celebran un pene metálico en plena festividad religiosa.
No es que la marcha fuera de mal gusto. Apenas sería una más entre tanta cosa fea. Como el mobiliario de Manuel Baldizón o un Mickey Mouse gigante. O el aspecto del fiambre: delicioso, pero que igual parece un nido de lombrices.
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Tareas para el Frente Ciudadano (o para el ciudadano del frente)
Nuestro entorno noticioso es como carrusel de feria: cada vez un caballo distinto, pero la música es siempre la misma. La prensa da la sensación de estar en una ronda sin fin: por más cosas que suceden, nunca cambia nada. Cada noticia es desplazada de inmediato por otra más escandalosa. Hace apenas dos semanas se lanzó el Frente Ciudadano contra la Corrupción y ya parece tan remoto, pues ha sucedido de todo. Para recordar lo más visible: un accidente estrepitoso en carretera, el aniversario de la catástrofe en ese que no fue ni hogar ni seguro para 41 niñas, una nueva amenaza de Jimmy Morales por quitarse de encima a Iván Velázquez y, como tapa del pomo, el alcalde sempiterno vuelto a escabullirse de la justicia, que le muerde los talones.
Por eso debemos cotejar la información y volver a las cosas más significativas. Porque, no se engañe, hay cosas que son solo entretenimiento. Como la novela del alcalde resbaloso, que ya perdió el juego, así no pase una sola noche en prisión y vocifere cada día más. Le ganaron Portillo, Pérez Molina y Colom en el camino a la cárcel. Le ganó Ríos Montt en zafarse de la justicia. Por más que alardee, arruinó su reputación.
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Frente Ciudadano contra la Corrupción: lo bueno y lo insuficiente
Es muy positivo el lanzamiento del Frente Ciudadano contra la Corrupción. Aplaudo sin reservas esta manifestación amplia de rechazo a la corrupción y de respaldo al Ministerio Público y a la Cicig. Me alegra ver en una sola tarima un grupo tan diverso y me sumo a su lucha.
Por supuesto, no ha faltado quien rechace la iniciativa, ya porque la impulsan empresarios cuestionables y tardos en apuntarse, ya porque tiene miembros de la izquierda. Pero la política es hacer alianzas improbables. Y la buena política las hace para conseguir los mejores resultados. De modo que, si la intención es luchar contra la corrupción, enfermedad que afecta a todos, por supuesto que reunirá un grupo diverso y disonante.
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La tarea del oficial joven
La semana pasada puso en vitrina, una vez más, que el Ejército de Guatemala está construido sobre arena, no sobre roca.
El deber que tanto pregona la propaganda militar quedó en nada. Un gabinete entero de civiles cumplió cuando el Ministerio Público los alcanzó por firmar un documento. Pero, ante la acusación de manipulación de justicia en un caso de asesinato, el general Érick Melgar Padilla optó por la cobardía y se escondió.
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Ser bueno, hacer el bien
Sigue resonando en la conversación política la captura del expresidente Colom y de su gabinete. Hay razón, pues obliga a cuestionar todo y a todos.
Para el cínico cansado, la noticia permite reiterar la denuncia: «¡Toda la clase política está podrida!». Para el netcentero y el socio del pacto de corruptos, ofrece la excusa perfecta: «¡Ya vieron! ¡Colom es tan mafioso como Pérez Molina!». Para los más reflexivos, da ocasión de construir argumentos —no se puede reformar sin transar con el poder real— o para sentirse decepcionados, aun cuando aquí el engaño hace rato que lo practicamos todos como forma de vida.
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El alcalde decimonónico
El alcalde Arzú acelera la marcha por un despeñadero cada vez más desafortunado. Desafortunado, primero, por sus efectos sofocantes sobre nuestra democracia. Aunque esta preocupación él nunca la ha compartido demasiado, su refunfuñar de viejo cascarrabias distrae a la juventud política y, vergonzosamente, también a la juventud militar justo cuando a ambas les urge poner atención a mejores causas.
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