La opinión es un juicio de valor. Depende de supuestos más o menos informados que aplicamos al evaluar un hecho.
Los supuestos que subyacen a nuestra opinión pueden ser datos verificados, en cuyo caso es una opinión informada. O pueden ser adivinanzas. Cuando son más o menos documentadas, podemos llamarlas hipótesis. Si parten del error, las llamamos prejuicios. Y porque somos seres de pasión tanto como de razón, al debatir preferimos pensar que nuestros supuestos son hipótesis y las de nuestros contrincantes prejuicios.
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