Aunque no consta su origen, esta célebre colección de sentencias, conocida como la “maldición china”, encapsula de forma perfecta la ironía de la vida, que justo cuando nos da lo que queremos, mete la zancadilla para que no podamos disfrutarlo. Otto Pérez, con su éxito electoral, ha logrado atraer sobre sí la más plena de las maldiciones chinas.
Que vivas en tiempos interesantes
Esto hace tiempo que se le cumplió al elegido. El mundo que habitaron Estrada Cabrera, Ubico, Arévalo o Arbenz era un paraíso de simplicidad, comparado con la Guatemala de hoy. La violencia que tanto preocupa a la prensa y a los pobladores de las ciudades es apenas el adorno de una mezcla tóxica que espera el momento preciso para reventar. El elegido ha dicho que dedicará más de la mitad de su tiempo a la seguridad ciudadana. Mientras tanto, el hambre en el campo, la urbanización acelerada, hordas de jóvenes sin educación ni oportunidades de empleo, crisis ambientales cada vez más frecuentes, serán los ingredientes del cóctel Molotov, una voluminosa, persistente y explosiva jaqueca que no le dejará en paz. Para ajustar, Manuel Baldizón y Sandra Torres estarán más que felices de encender fósforo tras fósforo en el Congreso y en la calle, para ver cuándo prende la mecha.
Lo peor es que los riesgos más grandes van mucho más lejos. Le pongo para muestra un detonante hipotético: ¿qué tal si un buen día de estos, un campesinado harto de la batalla desigual con los azucareros, se alía con los narcos, y les da pase local en sus comunidades a cambio de armas? Ya sucedió en Colombia. No me podrá negar que la cosa se pondría interesante para el futuro presidente.
Que recibas las atenciones de los poderosos
Hoy los poderosos tienen los ojos puestos en Pérez Molina. Lamentablemente, no todos quieren lo mismo para él; algunos ni siquiera el bien. Financistas de campaña, Cacifes atentos a sus privilegios, ¡hasta la cooperación internacional y los narcos mismos!, todos pedirán cuentas, todos pondrán cortapisas.
Otto Pérez puede presumir del dudoso honor de haber gastado más dinero que cualquier otro en campaña. De sus financiadores, algunos habrán dado con gusto, haciendo las cuentas de la inversión. Los más conservadores dieron a regañadientes por faltarles mejor opción. Sin embargo ahora todos, toditos, vendrán a cobrar. Vaya nuevos amigos que cosechará el nuevo presidente.
Que se cumplan todos tus deseos
No cabe duda, esta es la maldición mayor. Del jolgorio que era la vida en la llanura, obstaculizando leyes en el Congreso y criticando a Alvaro Colom y Sandra Torres, bastó un día de votos para pasar a ser la víctima que todos querrán inmolar. Si no bajan los homicidios en el primer trimestre, será su culpa. Cuando hagan huelga los maestros, será su culpa. Cuando las víctimas del desastre natural (siguiente, pasado, usted escoja) estén sin techo, será igualmente su culpa. Si suben los impuestos, será su culpa; y si no tiene plata por no haberlos subido, pues también será su culpa.
Ocho años de trabajo duro le dieron la presidencia. Ahora es toda suya. Vaya premio. Así que a fabricar soluciones, y buena suerte.