Por qué murió Manuel Barquín en la cárcel

Manuel Barquín, ex-diputado acusado de corrupción, murió en la cárcel por la misma razón que murió en la cárcel el doctor Jesús Oliva, sindicado en un caso de corrupción del IGSS.

Barquín murió por la misma razón por la que murió el cantautor Luis Galich en el hospital Roosevelt, sin que le alcanzara el seguro de enfermedad. Y murió por la misma razón que murieron 41 niñas en el no-hogar no-seguro (me resisto a llamarlo por su nombre oficial).

Barquin murió por la misma razón que murieron 280 personas y desaparecieron otras 70 en El Cambray II. Y por la misma razón que murieron 319 personas —probablemente más— en las faldas del Volcán de Fuego. Es la misma razón por la que aquí seguimos teniendo casos mortales de desnutrición infantil, inaudito en toda Latinoamérica, y casi la mitad de menores de 5 años viven con hambre.

Barquín murió por la misma razón que en pleno siglo 21 aún hay niños fuera de la escuela primaria, y la mitad en 3er grado no sabe leer, mientras un sindicato mañoso transa millones con un gobierno rastrero a cambio de nada. Es la misma razón por la que hasta los pobres mandan a sus hijos al colegio privado si pueden, a que les den una educación tan mala como la de las escuelas públicas.

Barquín murió por la misma razón que en la cárcel mueren mareros sin ver condena, menos aún rehabilitación. Es la misma razón por la que ex-militares mafiosos terminan decapitados en la cárcel. Y la misma razón por la que, luego que mucha gente trabajara toda una década en sacar al país de los números rojos globales en homicidio, ahora el ministro de gobernación desmantela todo lo que funciona en la policía. Es la misma razón por la que los baños del aeropuerto son un asco.

Si hasta el asesino, el ladrón, el corrupto y el marero tiene garantizados sus derechos, todos los demás ciudadanos los tenemos garantizados por añadidura. Si el pobre tiene lo necesario, el rico duerme tranquilo.

La razón por la que murió Barquín, la razón por la que pasa todo esto, se llama subdesarrollo. En todos los casos es lo mismo. Aquí va la receta de la Coca-Cola así que ponga atención: el subdesarrollo es integral. El subdesarrollo nos agarra a todos y en todo a la vez. Por eso murió Barquín en la cárcel.

Así que no repita la sandez de que Barquín murió en la cárcel por una jueza, que es demasiado fácil. Eso dicen los diputados mafiosos que solo piensan en su propio y tramposo pellejo. Entienda que tenemos cárceles de subdesarrollo, justicia de subdesarrollo y diputados de subdesarrollo, como el finado Barquín y los que ahora salen reclamando.

Antes de culpar a las niñas que fueron a parar al no-hogar no-seguro, pregúntese por qué habían unas que ya eran madres mientras hay gente que abraza la estupidez de resistir la educación sexual integral y los anticonceptivos. Pregúntese por qué esas niñas eran víctimas aún antes de entrar al infierno de Bienestar Social.

Y antes de repetir la necedad de que los derechos humanos son solo para los criminales, pregúntese por qué un joven debe escoger la mara antes que la escuela. Es porque no hay escuela en su vecindario. Porque la escuela vocacional queda lejos y no tiene herramientas ni insumos. Y si se gradúa, no hay empleo. Y si migra lo persiguen.

Pregúntese por qué todavía quedan cínicos que denuncian a los noruegos y los suecos por injerencia extranjera. Peor aún, por qué hay bobos que hacen caso a esos cínicos. Hay aquí, en nuestro subdesarrollo integral, gente que rechaza que los escandinavos promuevan entre nosotros los derechos humanos. Pues le tengo una novedad: cuando una sociedad entiende que, si hasta el asesino, el ladrón, el corrupto y el marero tiene garantizados sus derechos, todos los demás ciudadanos los tenemos garantizados por añadidura. Si el pobre tiene lo necesario, el rico duerme tranquilo.

Así que deje de abrazar orgulloso el subdesarrollo. Deje de ser el tonto útil de tanto corrupto, cobarde y mafioso que denuncia a la Cicig. Como si fuera mérito atacar lo mejor que ha podido aprender nuestra pobre justicia de la comunidad internacional en los últimos 10 años. Ya basta de tanta necedad, de tanta estrechez.

El desarrollo, tanto como el subdesarrollo, tiene que ser integral. O cambiamos todo o no cambiaremos nada. El bienestar será para todos o no será para ninguno. La seguridad será para todos o no será para ninguno. La comida será para todos o no será para ninguno. La ciudadanía será para todos o no será para ninguno.

 Ilustración: Más que un derecho mínimo (2024), Adobe Firefly

Original en Nómada

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