Reconozcamos que el reto es para todos, aunque toque a una población diversa. Debemos primero cerrar las brechas de inequidad.
Nuestra educación tiene problemas. El sistema prepara mal a la mayoría. Incluso quienes pagan más apenas alcanzan el promedio de sociedades más avanzadas. ¿Qué hacer?
Sirva una metáfora de actualidad para encontrar soluciones: podemos concebir la educación como deporte extremo. Imagine al escalador, concentrado y solitario, que trepa como mosca por el acantilado. La preparación es minuciosa; el esfuerzo, descomunal. El error se paga muy caro, y el triunfo, cuando llega, es para uno solo. Una educación elitista da grandes recompensas a los más afortunados y talentosos. Pero solo a ellos.