Tag: sociedad

  • Educación: ¿deporte extremo o maratón popular?

    Reconozcamos que el reto es para todos, aunque toque a una población diversa. Debemos primero cerrar las brechas de inequidad.

    Nuestra educación tiene problemas. El sistema prepara mal a la mayoría. Incluso quienes pagan más apenas alcanzan el promedio de sociedades más avanzadas. ¿Qué hacer?

    Sirva una metáfora de actualidad para encontrar soluciones: podemos concebir la educación como deporte extremo. Imagine al escalador, concentrado y solitario, que trepa como mosca por el acantilado. La preparación es minuciosa; el esfuerzo, descomunal. El error se paga muy caro, y el triunfo, cuando llega, es para uno solo. Una educación elitista da grandes recompensas a los más afortunados y talentosos. Pero solo a ellos.

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  • Y nosotros, seguimos comprando el Frankenstein

    ¿Con qué pagarán sus cuentas, de dónde sacarán las migajas para vivir bien cuando se acabe el jolgorio, cuando pase la condena?

    Afanosos los aprendices de brujo, le pasan la herramienta al genio malvado. Con empeño ayudan los ingenuos, desenterrando y desmembrando. Aquí una pierna, allá una mano, para armar el engendro.

    Miopes apostadores desenfrenados, haciendo gobierno. En el Ejecutivo y en la casa de citas que legisla se escucha el ruido de la carpintería mañosa. Serruchan, clavan en sus negociaciones las piezas que no casan. Pero son los parales del mismísimo cadalso del que habrán de pender sus clasemedieros cuellos políticos, cuando ya no le sirvan al Poder.

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  • Cuidado con ser jóvenes viejos

    Sacarnos de esta modorra sofocante no es un asunto de derechas o izquierdas. Es un reto de edades.

    Solemos pensar que las personas mayores son conservadoras. Las últimas décadas de la vida son tiempos en que tendemos a ponemos más rígidos.

    Las ideas que parecían atrevidas en nuestra juventud, se vuelven acogedoras. Buen ejemplo es la música. Para los que rozamos el medio siglo, el rock iconoclasta de los setenta hoy resulta reconfortante, ¡tocado al piano mientras hacemos las compras!

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  • Votos y dinero

    Los que quieren el poder se han acostumbrado a que para gobernar, lo que toca primero es salir a buscar el dinero, en vez de salir a buscar el voto.

    Dos cosas definen quién llega a controlar el gobierno en una democracia: los votos que ganan las elecciones, y el dinero que paga las campañas.

    A veces parecen lo mismo: el dinero puede comprar votos y los votantes financiar a un candidato. Sin embargo, tienen naturalezas muy distintas. Mientras la riqueza puede estar en manos de muchos o de pocos, el voto en una democracia liberal está extensamente diseminado. Por definición y en sentido práctico, no depende de una sola persona.

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  • Clase media: definiciones e insultos

    Una economía excluyente que no crece, una sociedad fragmentada y la escasa oferta cultural, han redundado en una clase media precaria, desconfiada y de imaginación estrecha.

    Recientemente la BBC y seis universidades del Reino Unido publicaron la Encuesta Británica de las Clases, que describe cómo se divide por estamentos dicha sociedad. Algo podremos aprender.

    Para hacer su clasificación, los investigadores examinaron tres tipos de capital. El capital económico se refiere al volumen de dinero y recursos materiales de las personas. Bajo este criterio, el más usual, la clase media en Guatemala tiene problemas.

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  • Ésta es la hora de ser grandes

    El 10 de mayo se ha abierto la puerta para los que quieran tender puentes y hacer cosas mejores.

    Fue un 10 de mayo que sucedió el portento. Hace 19 años, Nelson Mandela tomó juramento como primer presidente negro de una Sudáfrica democrática.

    La coincidencia es propicia para iluminar lo que vivimos en Guatemala la semana pasada. La historia del pueblo sudafricano y su grandeza obligan a la reflexión.

    Como escribiera Mandela en su calendario de cárcel el lejano 2 de junio de 1979, “en un país enfermo, cada paso a la salud es un insulto para quienes viven de su enfermedad”. El juicio y los veredictos que dio el Tribunal el viernes pasado no son apenas problema, sino más bien muestran los retos de fondo: una sociedad desigual, un Estado injusto, una herida no sanada, gente atroz que hoy bajo amenaza se lanza desesperada al ataque.

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  • ¡Lotería!

    Increíble. Ya no tenemos costumbre del éxito, pero aquí estamos. El juicio completo, los argumentos hechos. La jueza lee el veredicto.

    Comienza a cantarse. Algunos con más cartones, otros sólo uno. La respiración contenida, ¿quién ganará? Corre, corre y va corriendo.

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  • Vividores de las oenegés y los derechos humanos

    En Guatemala se implica que dedicarse a la promoción de los derechos humanos es un esfuerzo poco meritorio. ¿A qué se debe este curioso supuesto?

    Con regularidad leemos en la prensa expresiones como la que he usado para el título. Es fácil descartarlas como epítetos vacíos, que descalifican sin dar explicación, pero vale la pena preguntarnos por qué funcionan.

    Al fin, columnistas como Zapeta o Figueroa podrían referirse a aquéllos con quienes discrepan como “vacas gordas”, o cualquier otra injuria vacía. Pero eso no surtiría efecto, no tanto por absurdo, sino por faltarle eco en la cabeza de los lectores.

    Para entender cómo operan estos insultos necesitamos escarbar qué implica su uso. Vamos por partes. Vividor decimos para referirnos a una persona que lucra sin trabajo. Vividor es el que come a costillas del esfuerzo de otros, digamos un marido haragán que se sirve del empeño de su pareja, o un empleado holgazán.

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  • Sobre la educación: todo al revés

    Ante la necesidad de enfrentar el futuro, buenos y malos de entre los legisladores buscan un excepcional acuerdo: por decreto, ¡no cambiemos nada!

    ¡Qué asombrosa capacidad tenemos los chapines de escoger mal! Ante la urgencia de progresar, preferimos escoger el pasado malo, que arriesgarnos a encontrar mejores opciones.

    Las reacciones conservadoras ante el desarrollo del juicio a Ríos Montt y Rodríguez Sánchez son ejemplo visible. Debiendo escoger entre purgar la mala conciencia nacional y hacer como que aquí no pasó nada, muchos meten la cabeza en la arena como el proverbial avestruz. Actúan así incluso amas de casa y profesionales urbanos de clase media, que no tienen vela en ese entierro, para quienes dilucidar la suerte de los generales retirados no acarrea costos ni beneficios directos. Asombroso, repito.

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