En un triunfo de práctica política, Movimiento Semilla no solo consiguió la investidura del presidente Bernardo Arévalo y su compañera de fórmula Karin Herrera, sino que se quedó además con la presidencia de la junta directiva del Congreso.
La elección presidencial podría atribuirse al cambio sociodemográfico que hizo que la clase media guatemalteca sea más urbana, indígena e internacional. Y llegar a la investidura de Arévalo debe mucho al insistente apoyo de los pueblos indígenas. Pero el logro en el legislativo es de otra categoría: el liderazgo partidario da señas de madurez como operador eficaz de alianzas políticas.
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