Tag: presidencia

  • Alejandro Giammattei, peón de una nueva guerra de poder

    Alejandro Giammattei, peón de una nueva guerra de poder

    El 26 de mayo La Hora publicó una noticia llamativa, aunque poco sorprendente. Hablando con Mike González y Mateo Haydar, personas vinculadas a la conservadora Heritage Foundation de los EE. UU., el presidente Giammattei dijo que buscaría expulsar de Guatemala a USAID, la agencia de cooperación internacional de dicho país. La presidencia no negó ni confirmó esto, pero igual volvió a denunciar la cooperación de los Estados Unidos la semana pasada.

    La razón, citaron los entrevistadores, es que el embajador de los EE. UU., William Popp, se reúne «con líderes indígenas (…) que quieren derrocar mi gobierno»1. Todo puesto en una nota publicada en el Washington Examiner, un periódico también conservador, dedicado a cuestiones como negar el cambio climático y perseguir a los migrantes, con más de un desliz en materia de datos manipulados e incluso de autoría falsa.

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  • «Agradecemos los apoyos, pero lo que necesitamos son compromisos»

    Los compromisos no son cosas que se dicen. Son cosas que se hacen. Y para hacer hay que planificar y luego, muy pronto, hay que actuar.

    Quedó disipada toda duda sobre la enormidad del monstruo que creó nuestra historia de política venal, empresariado antidemocrático y votantes acarreados. Con insolencia inédita, Pérez Molina confirmó con su mensaje del domingo que de la presidencia no piensa salir, salvo bajo sus propios términos.

    Donde nunca hubo un estadista hoy hay un peligroso hombrecillo atenazado entre sus negocios y las amenazas, haciendo cuentas para minimizar sus pérdidas. Sin más apoyo que el de su malicioso sucesor en ciernes, sin ministros, sin futuro, dejémoslo en su soledad, como al fin —tarde y tibiamente— lo dejó su amigo de los buenos tiempos, el Cacif.

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  • Un monumento al ciudadano

    En vez de perseguir estúpidos sueños fálicos y montar banderas con símbolos liberales de guerra y unidad por las armas, ¿por qué no honrar al ciudadano?
    Hoy sí, se mandaron. Un periódico nacional reportó hace unos días la presentación del asta más alta del país.

    Al saber de los 54 metros de altura del asta y la asistencia del Presidente, la Vicepresidenta y el Ministro de la Defensa en su presentación, alguno podría cuestionar con razón para qué necesitamos una mega-asta en una brigada militar, por qué estamos gastando plata en semejante bobada, quién la pagó, quién la fabricó y cuánto costó. Sin embargo, a mí lo que me provoca la noticia es un acceso terrible de vergüenza ajena.

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  • Hidroeléctricas, dinero, bienestar, pero para todos

    Hoy vemos que el Estado invierte en explotar recursos naturales. ¡Pero el beneficio de esa inversión es cosechada por unos pocos! Aquí está el problema de fondo.

    Imaginemos que usted decide ser taxista. Conoce bien la ciudad, le gusta charlar y no le molesta pasar largas horas sentado. Pero no tiene automóvil. ¿Qué hacer?

    Si no puede comprar carro, una opción es negociar con una empresa como “Taxis Amarillo”. El trato es sencillo: ellos ponen el auto, usted lo trabaja. De lo que gane, paga una cuota diaria por usar el vehículo, y lo demás es suyo.

    La explotación de recursos naturales, como el agua para hidroelectricidad, el petróleo o el oro, puede entenderse igual. Una vez vendido el bien hay dos cosas que pagar: el trabajo que tomó extraerlo, y la renta al propietario del bien. Una columna reciente identifica correctamente el riesgo del racionamiento cuando la producción está en manos del Estado, pero evade el problema de fondo, que es la determinación de la propiedad de los beneficios de la explotación, no importa en manos de quién esté.

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  • Necesitamos señales creíbles de cambio

    Escéptico yo, tendré que ver cosas más concretas, un Presidente y un partido que hacen las cosas que cuestan.

    En la sabana africana, los machos de las gacelas se acercan peligrosamente a los leones, y brincan frente a ellos, retándolos. Con ello demuestran que están en buena condición física y que son partido idóneo para las hembras. De paso avisan al león que no vale la pena perseguirlos. Sólo los que van en serio se pueden dar el lujo de hacer alarde, pues si el león se levanta, tocará correr.

    El ejemplo ilustra lo que han sabido los biólogos por algún tiempo: las señales sólo son creíbles si son costosas. Igual en los asuntos de Estado: para ser creíbles, hay que hacer cosas que cuestan, pues como se suele decir, hablar es fácil.

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  • De selvas y torres celulares

    Pérez Molina quiere marcar distancia con su antecesor. ¿Tendrá la valentía y el nacionalismo para no actuar igual?
    Al visitar las islas de Cocos en el Pacífico, Darwin se sorprendió al ver que en los arrecifes de coral abundaba la vida, siendo el mar a su alrededor muy pobre en nutrientes. Sabemos ahora que esto se debe a la densa interrelación de especies en el arrecife mismo.

    Los peces mayores comen a los más chicos, los desperdicios de unos son alimento para otros y toda su riqueza descansa sobre la sutil interacción entre diminutos animales –los corales– cuyos esqueletos dan protección y soporte físico a los demás, y sus pares vegetales, que a fuerza de fotosíntesis convierten sol en biomasa.

    La selva tropical es igual. Su riqueza no está en la tierra, sino en la trama de mamíferos, aves, insectos, vegetales y microbios, que viven juntos y revueltos en los grandes árboles. Cuando el bosque se corta, la biomasa se cosecha como aparente riqueza –maderas finas y pieles de animales– pero tras una bonanza temprana lo que queda es incapaz de sostener un cultivo sin fertilizantes.

    Este empobrecimiento –pasar de riqueza autosostenida, a bonanza extractiva, luego a monocultivo y devastación final– sirve bien para entender lo que ha pasado con la gestión de las radiofrecuencias en Guatemala. La posibilidad de transmitir información –sonidos, imágenes, datos y demás– a través de las ondas de radio, y las leyes que regulan su uso, son para el caso la matriz en que se puede fundar un fértil ecosistema. Las grandes empresas de telecomunicaciones que dan acceso global, los cableros, fabricantes de antenas, vendedores de computadoras, programadores de software, cafés-Internet, proveedores de mantenimiento, escuelas digitales y servicios de tele-medicina son apenas algunas de las muchas “especies” que agregan valor social y privado en un ambiente que propicie su interrelación sostenible.

    En contraste, hasta aquí la gestión de radiofrecuencias se ha parecido a la depredación. La vigorosa privatización y desregulación que impulsó Arzú hace 15 años, produjo considerable bonanza. Los precios de las llamadas cayeron y los celulares se convirtieron en artículo de consumo básico. Muchos nos hemos beneficiado, incluyendo las empresas telefónicas.

    Sin embargo, la falta de previsión y la voracidad dieron al traste con las opciones de riqueza y diversidad sostenibles, al apostar por la “extracción” para unos pocos. Mucho se ha dicho sobre el remate a precios de quemazón que fue la subasta de radiofrecuencias en ese tiempo. Menos reconocido es que en ese remate se fue todo el bosque –tanto lo que debía venderse, como lo que debía permanecer intacto para el público. ¿Sabía usted que al conectar un dispositivo Bluetooth, en sentido estricto infringe la ley, pues el derecho a la radiofrecuencia que usan tales equipos fue vendida a un propietario privado? ¿Sabía usted que las radiofrecuencias que en otros países quedan a disposición del Estado para atender necesidades sociales, como la interconexión de escuelas y servicios de salud, también quedaron en manos de un mejor (mal) postor? ¿Está consciente que hay radiofrecuencias no usadas en 15 años, que tampoco pueden ser recuperadas, pues las concesiones y la propia Ley de Telecomunicaciones se escribieron de tal forma que es casi imposible demostrar el no-uso? Son auténticos baldíos.

    Hoy decrecen radicalmente las posibilidades de producción del ecosistema comunicacional. Urge introducir Internet en las escuelas, conectar las municipalidades y recolectar datos en puestos de salud, pero todo debe hacerse pagando caramente y al menudeo servicios que podrían ser casi gratuitos, y de paso generar muchos otros negocios de alto valor para el desarrollo local. Habiendo dejado las radiofrecuencias de utilidad pública –no son todas, ojo– en manos de actores privados, nos hemos pegado el tiro en el pie: cortados los árboles, ya no hay asidero para la sinergia saludable.

    Esta historia de autodestrucción podría enmendarse ahora, pues comienzan a caducar los primeros contratos de concesión. Sin embargo, los hechos son poco alentadores. Ya el gobierno de Colom cedió en una primera ronda de renovaciones, confirmando el trato desventajoso a cambio de contribuciones “voluntarias” (hoy suena conocido el término en torno a la minería). Pérez Molina quiere marcar distancia con su antecesor. ¿Tendrá la valentía y el nacionalismo para no actuar igual, cuando se presenten nuevas opciones de renovación? ¿Será la Superintendencia de Telecomunicaciones un auténtico regulador, o simple pelele de algunos? Hoy nadie explota las posibilidades, nadie puede explotarlas, y todos perdemos. A menos que se haga valer el interés nacional, nos esperan otros 15 años de ventajas para muy pocos, y oportunidades perdidas para todos los demás.

    Original en Plaza Pública

  • El discurso (y III)

    Primera parte

    Segunda parte

    Y todo lo demás

    Urge, entonces, un plan que operativice estas y muchas otras buenas intenciones.

    Entrega anterior: Tres grandes pactos

    Explicados los tres pactos, pasó revista el presidente a una serie de temas importantes, aunque presentados de forma desordenada. Un bloque específico lo constituyeron un compendio de términos sobre la forma de hacer gobierno con los que nadie podría pelearse, pero que desafortunadamente destacaron por su vaguedad: gobierno electrónico, auditoría social interna, transparencia, reordenamiento de las finanzas públicas, reestructuración del servicio civil, calidad del gasto, efectiva rendición de cuentas.

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  • El discurso (I)

    Segunda parte

    Tercera parte (final)

    El Presidente ha señalado bien que el cambio no vendrá sin la contribución de todos.

    Leer el discurso de toma de posesión es importante para todo ciudadano. En este país de pocos planes y menos explicaciones, la palabra empeñada puede ser más valiosa que un contrato firmado, y exigir lo ofrecido la mejor forma de ejercer ciudadanía.

    El Presidente no perdió tiempo para ir a lo sustantivo. Ya en el segundo párrafo, pasados los agradecimientos, señaló sus temas clave. Seis son sustantivos -la paz, la justicia, la seguridad, el desarrollo integral para los más necesitados, y el desarrollo económico para todos- y tres adjetivos, de medios: la transparencia, la gestión por resultados concretos, y el combate a la corrupción. Tampoco tardó en vincular la negociación del presupuesto con el fortalecimiento fiscal, pidiendo “un esfuerzo fiscal-integral (…) al que todo [sic] contribuyamos de forma equitativa.”

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