La realidad social tiene una peculiar existencia. Solo existe en la medida en que todos juntos creemos en ella.
Esto ocurre en múltiples ámbitos de agregación, desde el más pequeño hasta el más grande. Dos personas dicen y creen que están casados (en principio un matrimonio no es más que texto en un certificado, o palabras de un oficiante en una boda), y con eso basta para que sean familia. Cien personas dicen y creen que trabajan para una empresa (su contrato de trabajo no es sino texto en un documento que han intercambiado con su empleador), y con eso basta para presentarse todos los días a la misma hora a trabajar y poder cobrar sueldo.
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