Cuando los ciudadanos agachamos la cabeza y aceptamos los desmanes —en el Estado, en la universidad o desde la religión—, igualmente evadimos la responsabilidad de ser agentes de una vida digna.
En la conferencia de prensa, el presidente esquiva responder quién pagará la cuenta del hotel: «No tengo por qué dar declaraciones sobre eso». Ufano, dice que fue «un arreglo privado».
El vicepresidente explica: «Yo, como médico, incluso de forma personal, he consumido medicamentos que están vencidos».
De golpe, 11 diputados cambian de partido. Como parvada alborotada se apuran antes de que valgan las reformas para frenar el transfuguismo. El partido oficial recibe a 8 y el presidente se contradice. Que representa la unidad nacional, dice, mientras su partido corea que lo hicieron «por el bien de la nación».