Al encumbrado G-8 debiera preocuparle la incapacidad de sus adláteres para incorporar la Guatemala que hay a la Guatemala que necesitan.
Imaginación y poder son ambos necesarios para cambiar. La imaginación inventa lo que hemos de buscar y el poder lo consigue.
En el poder no somos iguales, pues mientras el pobre quiere, es el rico quien puede. Sólo en una revolución de masas se manifiesta el poder entre los pobres: cada uno pone su poquito y el resultado es imperioso. Pero impredecible. En tiempos ordinarios, el poder lo tienen las élites, que controlan los recursos para convertir voluntad en hechos.