Tag: historia

  • El buen lobo

    Acaso su problema fue ser demasiado tradicionalmente estadounidense: no fue sino el buen lobo que cuida de la jauría.

    El debate arrecia. Obama y Trump son la misma cosa. No, Obama y Trump son distintos. Poco se avanza mientras no aclaremos en qué son iguales o distintos.

    Así que comencemos desde el principio. Ambos surgen en la misma sociedad y de la misma cultura política, del liberalismo democrático anglosajón expresado en la segunda mitad del siglo XX en los Estados Unidos. Los términos de ese entorno incluyen la libertad individual, el credo democrático (nunca igual que su práctica), un racismo fundacional, la fe en la superioridad de los Estados Unidos y sus ciudadanos, la realidad del poder y la riqueza que hacen creíble tal afirmación y la dedicación al mercado capitalista como solución universal.

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  • La eficaz tarea de la destrucción

    El mandatario del norte se ha montado en un río de desorden y ahora navega feliz río abajo: miren cuán rápido voy.

    Terminan diez días de resultados en la Casa Blanca. Una ola de órdenes ejecutivas comienza a concretar sin ambigüedad algunas de las principales ofertas de campaña del nuevo presidente de los Estados Unidos.

    Plumazo tras plumazo, el mandatario estadounidense afirma su voluntad: se acabará la reforma al financiamiento de la salud de Obamacare, se echará a los funcionarios incluso mínimamente críticos, se construirá el muro en la frontera con México, se detendrá la migración a los Estados Unidos de toda persona de siete países musulmanes. Sin distingo de causas y circunstancias. Y así sigue: donde pone el ojo pone la bala. O al menos, por el momento, pone la firma.

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  • ¿Orgullo de lo que somos o de lo que hacemos?

    Una deportista de alto desempeño no es buena simplemente porque sí. Aun antes de competir con otros debe competir consigo misma.

    Nunca me ha gustado la expresión «orgullosamente guatemalteco». Supone que basta con ser del país para tener algo de que enorgullecerse, que basta que algo sea nuestro para ser digno de orgullo.

    El futbol profesional es ejemplo de que tal orgullo no se justifica. Con persistencia, los aficionados visten los colores patrios, van a los estadios, compran boletos y vitorean a sus equipos. A pesar de las repetidas palizas. Tanto que no ir al Mundial parece ser parte de la marca nacional. La afición es orgullosamente guatemalteca, con fracaso y todo.

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  • Con cascaritas de huevo huero

    Por si no lo ha entendido y para que se nos quede a todos, se lo pongo con cursivas y negritas: nunca habrá un momento políticamente propicio para aumentar la carga tributaria. Nunca.

    Lo que me gusta de Prensa Libre es constatar lo transparentes que resultan sus intenciones. Cuando tengo dudas acerca de qué piensa la gente más conservadora de nuestra sociedad sobre cualquier tema, basta leer la columna editorial para entender. La voz de la rancia podría llamarse, o quizá Vitrina oligárquica, y quedaría completo el cuadro.

    Abrí ese periódico el día después de que el Ministerio de Finanzas presentara su propuesta de presupuesto y no pude evitar el regodeo triunfalista: ¡Se lo dije! ¡Se lo dije! Cito textualmente su editorial de ese día: «El Gobierno parece haberse metido una vez más en el costal de los problemas al plantear el más grande aumento en el gasto público y pretender llevar el presupuesto general de gastos para el período 2017 a casi 80 000 millones de quetzales sin que exista una mejora convincente y sostenible en la recaudación tributaria…» (las cursivas son mías).

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  • Ciclo largo, ciclo corto

    Debemos entender que el latrocinio de Pérez Molina y de Baldetti no es un accidental haber dejado entrar a los bribones a la casa del tesoro. Más bien, esta es la forma en que los pícaros cobran hacer gobierno en favor de los injustos.

    Seguramente conoce la historia. Ptolomeo y muchos antes de él pensaban que la Tierra estaba en el centro y que los astros giraban en torno a ella. La evidencia astronómica no coincidía con el planteamiento, así que hizo falta inventar epiciclos —vueltas que los astros tendrían que dar encima de sus propias órbitas— para explicar las discrepancias entre lo observado y lo pensado.

    Copérnico, combinando razón con evidencia, llegó a la conclusión correcta: la Tierra no es el centro. Incluso el Sol, especuló, no es sino un actor menor en la trama universal. Galileo lo constató con su telescopio al ver lunas que giraban en torno a otros planetas.

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  • El mal que somos

    Aquí está la lección que les habla sobre todo a los reformistas tímidos, a esos miembros de la élite económica que hoy quieren algo mejor y acaso reconocen el problema, pero aunque se atrevan a verse en el espejo no alcanzan a dar el mea culpa como clase y como grupo de interés.

    El comisionado Velásquez de la Cicig y la fiscal Duarte del MP están de buena racha. Como en las mejores telenovelas, con precisión destapan un nuevo escándalo cada vez que hace falta, ya para levantar el ánimo de los ciudadanos que protestan, ya para reducir a la canalla política cuando esta piensa que tiene ganada la partida.

    Hay que admitir que los políticos y el poder económico se la pusieron fácil. Con buena técnica investigativa, paciencia prudente y persistencia de hierro —notables aportes de Velásquez a la Cicig y a la justicia guatemalteca—, examinar casi cualquiera de los negocios políticos iba a rendir la podredumbre encontrada.

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  • ¿Dónde están los soldados del pueblo?

    Si un Ejército no defiende a quienes lo apoderaron, sino que se constituye en guardián de los pocos, si la mayoría de sus miembros han abdicado del honor y aquellos que aún lo tienen carecen de la valentía para denunciar el mal, ¿de qué Ejército hablamos?

    La izquierda se apropió de la imagen y la memoria de Árbenz. Y con razón. Al traicionarlo en 1954, el Ejército se lo regaló a sus enemigos políticos. En pocos días, el 30 de junio, se marca el aniversario de un evento ya antiguo, la revolución liberal de 1871. Sin embargo, el mal llamado Día del Ejército es buen momento para reflexionar sobre nuestra historia más reciente. Es oportunidad de hacer una pregunta incómoda. Vista la debacle de un Gobierno liderado por un general y sus adláteres militares, ¿podremos aún encontrar herederos de Árbenz en el Ejército?

    Parto de una certeza: debe desaparecer el Ejército que nos quedó tras la caída del segundo gobierno de la Revolución de octubre. Esa fábrica de gente cínica, violenta e indigna ha demostrado una y otra vez que no quiere ser parte de una Guatemala moderna, que no quiere contribuir a una Guatemala mejor. Esa institución ponzoñosa, que atropella a la población y se revuelca en la corrupción, no nos sirve. Sin duda se ha vencido ya el plazo de un Ejército que huye de su responsabilidad.

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  • Medios y fines, responsabilidades y consecuencias

    lo que debe ocuparnos como ciudadanos no son esos intríngulis morales, sino la intención y la capacidad del Estado y sus instituciones de cobrar las responsabilidades debidas por los individuos cuando realizan acciones que riñen con las leyes y con el bien común.

    Alfonso quiere pasar la página, que olvidemos la corrupción descarada durante su guardia, pues ya pagó sus cuentas con cinco años de cárcel (aunque haya sido a los gringos). Lo que importa, dijo en el aeropuerto, es hoy.

    Edmond Mulet quiere pasar la página, que olvidemos las ¿ilegales? (bueno, dejémoslo en ilícitas) acciones que tomó como abogado, hace ya tantos años, tramitando visas para «bebés turistas» y así saltarse la barda de los controles contra el tráfico de niños. Lo que importa, dice, es que buscaba el bien de los pequeños y que los cargos fueron sobreseídos.

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  • Ya no más salidas fáciles

    La lección es inescapable: la salida fácil no funciona. Algo mejor sólo vendrá del camino largo y difícil de las alianzas.

    Hace ratos que nos acostumbrados a la salida fácil. La tentación es grande: conseguir réditos altos a corto plazo es atractivo. Y nefasto.

    En 1821, los fundadores del Estado centroamericano buscaron la salida fácil e hicieron trato con Gaínza. En vez de chocar con la Corona, era más fácil comprar a su representante con un puesto atractivo. Dos años más tarde, nuestros padres que apenas lucharon un día encontraron más fácil convenir con Iturbide que construir una nueva economía y una nueva identidad.

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