Buenos: los que se indignan porque se dude de Ricardo Arjona, ¡y encima tan lindos los paisajes de fondo de su anuncio!Malos: los que armaron
Mi Familia Progresa, no tanto por corruptos, sino porque crean dependencia en los pobres. Malos: los académicos que cuestionan que el arte se use para vender gaseosas. Malos: los necios izquierdosos que siguen defendiendo a la shumada de manifestantes.
Buenos: los que mancharon la cara de la estatua de don Tasso en la Sexta Avenida para expresar las demandas populares. Bueno: el alcalde de la capital, que le puso playeras verdes a los voluntarios que salieron a limpiar la Sexta después de que la mancharan los expresivos manifestantes.
Buenos: los que ponen posts motivacionales en el Facebook. Buenos: los que cuestionan las investigaciones de la CICIG sobre el caso Rosenberg, aunque haya un montón de evidencia, porque nunca se sabe, usté. Bueno: el sector productivo que nos da de comer a todos, así que agradezcamos, y mejor si es con exenciones fiscales. Buenos: los que con puño firme llevan los destinos de la nación, así sea sin consultar.
Malos: los mano-aguadas que con voz apagada dejan que en la prensa se diga cualquier cosa de ellos sin pagar violencia verbal con violencia física, por cobardes. Malos: los vividores de las ONG, que andan con plata extranjera metidos con los campesinos. Comunistas han de ser. Malos: los que no creen en Dios y les dicen a las jóvenes que usen anticonceptivos. Al infierno irán a parar por insinuar que tengan sexo.
Buenos: los que saben que la solución de todos los problemas de la educación está en los colegios y universidades privadas. Buenos: los que defienden a la Tricentenaria Universidad de San Carlos, así nomás, por vieja. La autonomía es más importante que una pinche calidad académica. Buenos: los técnicos que no se meten en política, porque es más importante la institucionalidad que el cambio.
Malos: los necios que dicen que el problema está en que los pobres no tienen acceso a tierra y medios de producción para salir de la pobreza. Ya quedó claro que aquí reforma agraria, nunca. Malos: los diplomáticos europeos metiches, y el presidente del Banco Mundial, que andan criticando lo que pasa aquí. Que no se metan. Al fin, razones tendremos los chapines para no decirlo.
Malos: los que viven en un cañaveral, ante el engaño persistente de una empresa y la sordera del gobierno. ¡Péguenle fuego a sus champas! Malos: los que se abalanzan contra un destacamento militar, exasperados ante la intimidación de una empresa y la sordera del gobierno. ¡Cácenlos como animales, son peligrosos! Además, ni derechos tienen, ya nos lo aclaró la autoridad.
Buenos: los que salen a poner orden en un pueblo desesperado. No con policía, sino con soldados. Buenos: los que dirigiendo periódicos, mejor reportan sobre el día de la madre que decir mucho sobre lo que pasa en un municipio huehueteco. Ay, si tan buenas que son las madrecitas.
Malos los que critican, los que cuestionan, los que resisten; lo que no se conforman, los que quieren cambio. Buenos los que callan, los que no miran y no preguntan. Buenos los que aceptan y agradecen. ¿Entendió? Ahora vaya a postear la foto del perro en Facebook, y deje de hacer preguntas.
Original en Plaza Pública