El poder, usted y yo también, ingenuos, maliciosos o indiferentes, hacemos como que Guatemala es blanca. Pero esta ciudad, fea y nuestra, es indígena.
Pulsa la ciudad como corazón que mueve la riqueza del país. Abultada metrópoli, lleva el esfuerzo de los muchos a los bancos de los pocos.
En la Avenida Reforma, una catequesis oficial en monumentos: próceres que abren como gastadores con un “obelisco” que quedó tan enano como sus intenciones. Montúfar, el patriarca liberal que acuerpa en su peana, inamovible como la intención de sus herederos en el poder. García Granados que cierra con la mano al pecho. En medio, el reparto: ministerios que huyeron del Palacio cuando Arzú lo destripó, la “Escuela Politécnica” que formaba los perros de presa del statu quo (¿a qué “técnicas” se refería?), una embajada cuya voracidad se desquita hasta con las aceras, y los bancos. Financiadores, aseguradores, urdidores.
(más…)