«Mirá chula, yo siempre dí juguetes indiferenciados a mis hijes y, sin embargo, ¡todes me salieron héteres! ¿Dónde me equivoqué?»
«¡Última hora! Banda de homosexuales aterroriza a vecinos del barrio. Juan Macho, víctima, nos cuenta: “iba tranquilo con mi novia cuando me arrinconaron… ¡cobarde!, ¿por que no salís con hombres?, me gritaron al golpearme”».
«Buenísimo, el sermón de la pastora. Recordó que la Biblia manda siempre preservar nuestras tradiciones lesbianas».
Para fines prácticos, situaciones así no ocurren. Pero, al invertir los términos, subrayan absurdos que por ser usuales no reconocemos.
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