Superemos el silencio y pongamos sobre la mesa, con valentía, los temas incómodos. Ellos son la materia del diálogo, no sus distractores.
El orgullo patrio no es algo que se tiene solo porque sí. Es lo que conseguimos si entre todos construimos algo bueno. Así concluye Salvador Paiz su nota sobre lo que debemos celebrar como independencia. Concuerdo con él a la vez que intento ir más lejos.
Paiz ve el diálogo como la forma de movernos del antes que marcan casi dos siglos de exclusión y desigualdad al después de una sociedad que construye un proyecto común. Tiene razón. Tendrá que ser a través del intercambio ordenado de ideas como identifiquemos las posiciones que cada uno tiene para construir planteamientos comunes.
A la vez, debemos reconocer que el diálogo no es eficaz por definición. Más aún, comprendamos que el fracaso del diálogo significa un éxito perverso para algunos. Las instancias de diálogo, las mesas y los pactos de toda especie solo han servido con frecuencia para postergar y frustrar los afanes de conciliación.
(más…)