No es que la justicia indígena necesite de la Constitución para funcionar. Es que nuestro Estado necesita incorporar la justicia indígena para perfeccionarse.
¿Alguna vez ha probado insultar a su perro con amabilidad? Dígale groserías en un tono cariñoso. ¡Brincará de felicidad!
Aunque da para reírse un rato a costillas de la mascota, la relación entre lo que se dice y cómo se dice es muy seria cuando las palabras gentiles esconden intenciones menos amables. Un ejercicio de tal amaño es el mensaje del presidente del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (Cacif) sobre la jurisdicción indígena: