Haber sido víctima en el pasado no da excusa para ser victimario en el presente.
«El que peca y reza, empata», dice el proverbio. Pero no es cierto. El que peca y reza, es un hipócrita.
Mérito y mal no son propiedades transitivas. No hay una contabilidad del dolor, que permita compensar el debe con el haber. Sobre todo, el mal sufrido nunca desquita el mal por cometer.