Ante la agresión centenaria se escoge el encierro propio. Pero es una estrategia perdedora.
Llenamos entre todos las páginas de opinión con enfrentamientos acerca del papel del Estado. Los libertarios lo quieren ínfimo. Los conservadores, dando garantías mínimas comerciales y morales. Los progresistas quisieran su inversión más activa en la sociedad. Y los socialistas, que controle con mano firme la economía.
Pero el qué y el cómo del Estado son apenas la mitad de la historia. Lo que muchos omiten —al menos en estas tierras— es el quién del Estado. ¿Para quién es? ¿De quién es Guatemala?